Crónica Carrera a Teror Policía LPGC 2013: A lo Perico

Teniendo en cuenta que estamos hablando de una carrera cuyo perfil es casi siempre ascendente, podría decir que mis similitudes con Perico Delgado se deben a la templanza con la que negocié los desniveles, a lo incontestable de mis hachazos en las zonas de más pendiente o a que en la bajada de vuelta a casa me lancé a tumba abierta.

Pero no... la triste realidad es que, a semejanza del dueño de las sobremesas veraniegas españolas de los años ochenta, llegué tarde a la salida, emulando aquella famosa prólogo del Tour en Luxemburgo. Por suerte es una carrera no competitiva porque si no el sofocón hubiera sido importante.

El plan era el mismo que el del año pasado, salir de casa, completar los 4 kilómetros que tengo hasta la salida, parar 5 minutos y subir con la carrera hasta Teror para después bajar de nuevo al punto de salida. Salí de casa con tiempo suficiente y fui a un ritmo decente a pesar de que casi todo era cuesta arriba, sin embargo, al llegar a la zona de salida no quedaba NADA.

Ni corredores, ni vallas, ni luces, miré al frente y por la carretera tampoco se veía rastro de la comitiva que hace de coche escoba. Así que no me quedó otra que olvidarme de parar e ir en dirección a la carrera con el tráfico abierto y sin tener muy claro lo que había pasado (después me comentaron que quizás salieron un poco antes).

Avanzaba por las primeras cuestas sin alcanzar a los últimos de la carrera, con la compañía de simpáticos conductores cabreados por estar haciendo cola y de algún ciclista. Cuando llegué a la cola del pelotón tuve que adelantar durante bastante tiempo camiones, guaguas, coches de policía, ambulancia... que subían a ralentí, vamos que tragué todo el humo que cabía en mis pulmones.

A partir de ahí ya pude ir disfrutando de la carrera de un modo diferente. Iba adelantando gente y pasando grupos constantemente y cada cierto tiempo veía a algún conocido con el que me quedaba un rato de palique mientras recuperaba fuerzas. A ver si no me olvido de ninguno, creo que por el camino coincidí con mi prima Noemí, Toñi, Silvia, Antonio (que más tarde, ya en Las Palmas, me alcanzaría a casa en coche), Fran y Román. A Aaron le vi ya bajando cuando estaba terminando la subida ¿Bajaste hasta Las Palmas? No me lo puedo creer...

Llegué a Teror muy relajado y con fuerzas, así que las últimas cuestas no las sufrí tanto esta vez. Una vez en Teror saludos fugaces a Armando, Juancho, Fede e Iván (este, muy muy fugaz) y ya estaba Isra allí esperándome para iniciar la bajada, esa que nos echamos al cuerpo algunos por simple masoquismo. Un refresco y una botella de agua después ya estábamos en marcha, tiene su mérito eso de poder bajar cómodamente y elegir castigarse un poco más.

La bajada sí que se me hizo dura, desde la 6 de la mañana el aire era caliente y pesado, y a la hora que bajamos el sol empezaba a dar fuerte. Si a esto unimos el trail que había corrido 48 horas antes, no es extraño que a falta de 6km empezara a costarme mantener el ritmo de Isra y de la pareja de corredores con la que coincidimos.

A pesar de todo, completamos lo que ya empieza a ser una tradición y terminamos refrescándonos en la misma cafetería de hace doce meses, la de "prueba nuestra pata". En total me salieron 28,3km (5:32/km) con 644 metros de desnivel positivo y algo menos de desnivel negativo, básicamente es lo que yo llamaría un entrenamiento cojonudo.

El próximo año espero estar de vuelta, objetivo: llegar a tiempo a la salida :)

Track del recorrido en Garmin Connect