Esta entrada realmente tendría que haberse llamado "Lo que me pasó después del ultra trail", sobre todo teniendo en cuenta que era mi primera competición de este tipo. Las sensaciones y secuelas post carrera son muy personales, dependen de la capacidad de cada uno y de lo habituado que se esté al esfuerzo realizado.
De todos modos me he animado a escribir este artículo porque las sensaciones han sido totalmente diferentes a las que tengo cuando termino un maratón, e incluso distintas a lo que tenía en la cabeza antes de afrontar la prueba.
Las penurias en carrera ya las he contado en la crónica de la Transgrancanaria, así que empezaré por el momento en que paso la línea de meta.
Supongo que empujado por la adrenalina de la eufórica entrada en meta, los primeros instantes me encontré perfectamente, muy cansado muscularmente pero sin sentir ningún bajón. Es en el momento de entrar en la zona de avituallamiento cuando empiezo a estar un poco mal. No tengo mareos ni nada parecido, pero sólo pensar en comer me da arcadas, así que me marcho a casa con una Coca Cola en la mano que es lo único que me apetece.
Camino a casa cada vez tenía más frío por lo que sólo sueño con darme una ducha caliente para coger temperatura. La ducha me sienta genial... mientras estoy debajo del agua, nada más salir me pongo a tiritar y tengo que meterme en la cama bien abrigado. Como la tiritera no pasa, me tomo la temperatura y veo que tengo unas décimas de fiebre (38,5 grados), confirmación de que para el cuerpo ha sido un palizón monumental.
En ese momento empieza la paranoia, son las 12 de la noche, llevo 21 horas despierto, 16 de ellas en carrera, así que se me cierran los ojos, pero al mismo tiempo me obsesiono con que debo comer algo porque puedo estar bastantes horas en la cama. Consigo comer un poco de pasta pero no me parece suficiente, es como si tuviera miedo de que me diera una bajona durmiendo, en ese momento de desvarío me parecía perfectamente lógico.
El que tiene buen día no puede tener buena noche FOTO: Amaya Ibarguren |
La verdad es que no tendría que haberme preocupado porque no fui capaz de descansar, estaba literalmente molido, como si me hubieran dado palos. Para colmo, tenía una inflamación en la parte trasera de la rodilla izquierda que me impedía estirar la pierna, así que cada vez que la movía me llevaba un latigazo y, como es lógico, me despertaba.
La rodilla seguiría muy mal durante cuatro días, en los que iba cojeando al no poder estirarla, y siguió con molestias durante casi 10 días.
Lo que más me sorprendió del proceso de recuperación es que me había hecho a la idea de que tendría unas agujetas terribles pero, si bien es verdad que espalda y lumbares estuvieron doloridos unos días, en las piernas prácticamente no tuve ningún dolor. Supongo que el bajo ritmo y los entrenamientos previos ayudaron a que no se rompieran fibras en el tren inferior.
Por otra parte, tampoco he sufrido la típica gripe postmaratón, normalmente suelo recuperarme en pocos días del agotamiento asociado a estos esfuerzos largos pero pensaba que en este ocasión me costaría mucho más y que las defensas estarían por los suelos. Evidentemente los tres primeros días no tienes ganas ni de subir tres escalones, pero después estuve parado más por las lesiones que por el cansancio.
Lo que me ha quedado claro es que hacer ultras y combinarlo con mejorar en asfalto es algo que sólo se puede hacer muy puntualmente. Un ultratrail requiere una recuperación mucho mayor que un maratón, además estoy prácticamente seguro de que nunca sería capaz de terminar un ultra trail sin alguna lesión. Esas molestias o tendinitis que llevas controladas en asfalto aquí no las puedes proteger por lo largo del esfuerzo y lo irregular del terreno, acaban por explosionar por lo que es complicado planificar los meses posteriores a la carrera sin saber como vas a terminar físicamente.
A no ser que alguien tenga curiosidad en algún aspecto más de mi participación en la Transgrancanaria Advanced, con este artículo doy por terminado el relato de mi primer ultra trail, la verdad es que esta aventura ha dado para muchas líneas.
Manuel, curiosa la obsesión por comer antes de descansar.
ResponderEliminarCierto que después de un ultra parece que tienes que tener mas daño muscular, pero no es ponderable con el del Maratón porque la exigencia de ritmos es muy distinta.
es normal que terminases molido, es un gran logro! lo del frio tambien me pasa a mi tras correr mas de 3 horas, supongo que es una reacción del cuerpo ante el cansancio. evidentemente en tu caso el cuerpo te dijo: tu me has puteado, ahora yo te puteo a ti un ratito y en paz, jeje
ResponderEliminarsaludos
No te pudiste dormir por la coca cola, fijo ... igual lo de la palicilla previa tenía que ver, me siguo qudando admirado de tu logro
ResponderEliminarA mi también me resulta muy complicado dormir cuando estoy muy cansado. Para la siguientes ya tienes mucha mas experiencia en todos lo aspecto y esos sera una ventaja.
ResponderEliminarYo cuando estoy muy cansado o muy molido me suele costar bastante coger el sueño. En tu caso después de ochenta y tanto kilómetros no era cansancio sino lo siguiente, así que es normal esa reacción. Lo de no comer también me pasa a mi, pero a la hora se me va y ya puedo comer...
ResponderEliminarQuizás que no pudieses dormir, a parte de por estar muy cansado, fue por la euforia post-trail. No sé tú, pero yo cuando estoy en estado de alerta (ya sea por estar dándole vueltas a algo o por estar eufórica de alegría) no puedo dormir.
ResponderEliminar¿Tomaste algún gel con cafeina durante la carrera? Quizás fuese también eso.
Esta entrada me recuerda a una frase sobre economistas que dice que "Los economistas son esos señores que nos dicen que hará calor en verano y frío en invierno, aunque no necesariamente".
ResponderEliminarGemma: La verdad es que no, sólo Coca Cola por el camino. Pero creo que la causa es que me dolía todo.
ResponderEliminarGonzalo: Te juro que hoy no sé que contestarte.
"Después de un ultra sólo piensas en dormir tres días seguidos y te cogerás una súpergripe los días siguientes, aunque no necesariamente"
ResponderEliminarAaaaahhhh, los viernes estoy espeso (más aún) :)
ResponderEliminarGrande Manuel.. me parece completanmente normal todo lo que comentas.. A mi me dan esas décimas de fiebre siempre después de los tutes grandes. Por otro lado la única forma de mantener controladas las lesiones en montaña es fortalecer toda la zona en cuestión para descargar un poco la parte conflictiva, de todas formas siempre dependerá del tute que te des y de lo afectado de la zona. Un saludo y hasta la próxima entrada.
ResponderEliminarDespués de tan gran esfuerzo, era esperable cualquier cosa,pero seguro que ya estás a pleno rendimiento.Un abrazo
ResponderEliminarOtro efecto secundario es la pérdida de ritmo. Me explico: mis compañeros de entrenos llevan 2 meses de ventaja haciendo series rápidas (por debajo de 4 min/km) con vistas a la media maraton. Como tenía el cuerpo acostumbrado a ritmo de trail, ahora me cuesta muchísimo seguirles.
ResponderEliminarInteresante tu post.
ResponderEliminarTengo un compañero que es incapaz de hacer series por la tarde, ya que si lo hace luego no pega ojo.
Después de 80km normal que tengas ese desbarajuste, aunque tu has parado el cuerpo sigue desacelerando de todo el esfuerzo realizado.
Esta entrada se cargaría de un plumazo los esfuerzos del CSD para fomentar el Deporte Salud.
ResponderEliminarJesulín te daría un consejo en dos palabras:
DES - CANSO
(coño, deja de pensar en dorsales al menos durante diez días!)
un abrazo!
Interesante tu reacción tras la carrera, en mi caso no fue así, cansado sí, pero nada más llegar me abrigué, de hecho fue lo primero que hice; luego tras la ducha, fue arroparme y quedarme frito frito :) lo de comer lo dejé para el desayuno, que el sueño mandaba!
ResponderEliminarCoincido en la ausencia de la típica bajada de defensas, ni un resfriado ni nada parecido.
Pero sí que es verdad que las sensaciones post-carrera son diferentes a la maratón, muy diferentes!
Ahora, viendo los ritmos que te gastas, estás más que recuperado!
Espero que a mi no me pase eso después del maratón, por si acaso me estoy atiborrando a vitaminas ;)
ResponderEliminarEso de los ultras no se ya hasta que punto es sano....
Un gran esfuerzo, que cuando llegas a meta y descansas, es complicado conseguirlo, a mi me funciona bastante bien tomar algún caldo, repones líquido, sales, y abre el apetito para poder comer algo antes de acostarse
ResponderEliminarLo de la ducha y la fiebre, tal cual, que también participé en la misma carrera. Yo hice 16h04m. Y me ha pasado en otras ultras. Tampoco tuve agujetas y me sorprendió porque eso sí que era nuevo para mí. supongo que el bajo ritmo dosificando y respirando sin forzar hizo que no las tuviera.
ResponderEliminarCreo que te faltó algo por comentar (si es que te pasó), y es el hambre selectiva que se te queda en los días posteriores. Pensar en alimentos salados y calientes como empanada, caldos, etc. Y aborrecer el chocolate (por desgracia solo me duró tres días esto último)
Casi entramos juntos Rafael,
ResponderEliminarYo sólo aborrecía la pasta, pero esto me ocurre también con los maratones por la ingesta previa de hidratos, aunque para una ultra no es tan importante los hábitos son los hábitos.
Lo que si olvidé en el artículo fue contar que el domingo me costaba mucho comer porque tenía el paladar en carne viva, supongo que por respirar por la boca durante tanto tiempo.
Claro que no pillaste gripe, si te fuiste de Barcelona inmunizado con la que pillaste aquí... :)
ResponderEliminarTuve las mismas sensaciones después de acabar los 101. Esos tiritones al acostarme y no poder dormir de la paliza. Y la sensación de haber sometido al cuerpo a una bestialidad...pero cómo engancha.
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