Hacer algo por primera vez siempre es complicado, más aún si no te sientes totalmente capaz de realizarlo. Hasta este sábado un ultratrail era algo que simplemente no podía imaginar, sabía que sería muy duro pero me parecía irreal que el cuerpo pudiera pelear durante tantas horas para cumplir un objetivo.
¿De dónde sacaría la energía?¿Cómo aguantaría mentalmente cuándo llegara el cansancio? ¿Y si me duele algo?¿Cómo superaría la noche después de tantas horas?¿Se puede correr cuando llevas 15 horas en movimiento? Ya he encontrado la respuesta a la mayoría de estas preguntas, pero todavía no he entendido del todo el mecanismo mental y físico que te empuja a terminar un ultratrail, superando las dificultades que a todos se nos presentan en algún momento de la carrera.
Prolegómenos
En una prueba tan larga todo es diferente desde el principio, de entrada la carrera arranca a las 6:00 y hay que estar despierto desde las tres de la madrugada. A esas horas es casi imposible descansar porque te acuestas a una hora que no es habitual y no hablemos de pasar por el baño, el cuerpo no sabe ni dónde está.
Esperando el transporte de la organización me junto a Antonio y Alberto que han venido de Lanzarote a conocer la isla de golpe. Muchas risas, alguna cabezada y todo el viaje pendiente de Twitter, junto con el chico francés que tenía al lado, para saber cómo les iba a la gente de 119km y cuál era la meteorología en los primeros pasos cronometrados.
Ya en Agaete mucha animación pese a la hora, corredores, acompañantes de fiesta, banda de música, cañones de luz...
Decidimos sacarnos una foto bajo el arco de salida y poco después me doy cuenta de que he perdido la luz trasera obligatoria. Primeros nervios, pregunto a la gente de la organización y me dicen que la ha recogido un señor alemán, cuando le encuentro le doy las gracias y le digo que me ha salvado la vida. Primera crisis superada y todavía no he salido.
Tan zumbado iba que cuando me voy a poner las pantorrilleras un japonés (esto ya parece un chiste, un francés, un alemán, un japonés y un español) me dice que llevo los calcetines con los pies cambiados ¡Con lo que me había costado ponérmelos sin que se me despegara la cinta antiampollas!
En ese momento se nos unen Luisa y Jose, y un poco más tarde veo a Ángel y Román. Todos los bloggers ya están en sus posiciones, sigo saludando a mucha gente que no nombro porque me alargaría demasiado y me dejaría a alguno atrás.
Agaete - Artenara (km 20)
Se da la salida y nos quedamos juntos Jose y yo, arrancamos un poco atrás, así que nos metemos en una zona un poco lenta que creo que nos vino bien. Era complicado adelantar, sobre todo cuando llegabas a alguien con bastones, por lo que nos lo tomamos inicialmente con calma.
Los primeros 9 kilómetros son un muro donde se pasa del nivel del mar a 1200 metros de altitud, así que el convoy de luces avanza tranquilo hacia el avituallamiento de Tamadaba, defendiéndose del viento racheado que pegaba fuerte mientras ascendíamos la montaña. Al llegar al camino de San Pedro vemos amanecer sobre un fondo de riscos cubiertos de verde realmente espectacular. Aquí podemos ir avanzando posiciones más a gusto y ya en las pistas de Tamadaba cada uno puede ir a su ritmo.
Aprovechamos los toboganes y zonas llanas que unen Tamadaba con Artenara para correr sin gastar muchas energías hasta que llegamos a la fuerte subida que hay antes del primer gran avituallamiento. Se hace duro, además la niebla y llovizna ya hace más de una hora que nos acompañan y complican la marcha.
Llegamos a Artenara en 3 horas y 15 minutos, antes de lo que había planeado. A mí me ha ido bien ir con Jose porque me ha llevado un poco más alegre de lo que pensaba y creo que a Jose también al no quemar energías tan pronto. Comemos, nos quitamos el frontal y salimos en busca del siguiente hito, el Roque Bentayga.
Artenara (km 20) - Roque Bentayga (km 28,5)
Tramo engañoso, se termina a 100 metros de altitud menos de donde se empieza, pero incluye una bajada incomodísima a un barranco interminable cuyo cauce está a 600 metros de altitud, para volver a ponernos en 5 kilómetros de constante ascenso a 1150 metros en el avituallamiento
Nada más salir de Artenara le digo a Jose que tire a su ritmo, mi idea es ir muy conservador y sé que él me llevaría fuera de punto, sobre todo en los descensos. Nada más comenzar la bajada le pierdo de vista junto con casi todos los que salieron del avituallamiento al mismo tiempo que nosotros.
En la bajada empiezo a notar mucho dolor en la parte posterior de la rodilla izquierda, había llevado una molestia desde el comienzo de la carrera pero en las subidas y llanos no era aguda. Sin embargo, bajando empieza a pintar mal teniendo en cuenta todo lo que quedaba. Decido ir aún más tránquilo deseando llegar a la zona de ascenso.
Mientras subo voy recuperando sensaciones y alcanzando corredores, parece que estoy bien hidratado porque ya he tenido que parar tres veces a orinar. En esta parte puedes hablar tranquilamente con compañeros de fatigas y, a pesar de la niebla, disfrutar del espectacular paisaje. Llegando al final de la subida miro al otro lado del barranco y me doy cuenta de que la vista no enfoca bien, al principio me asusto un poco pero me autoconvenzo de que tiene que ver con la niebla, el agua que llevo en la cara y las horas que he estado mirando el suelo.
Llego al avituallamiento muy entero, sin síntomas de agotamiento, sólo el frio y el ir completamente mojado desde hace ya casi cinco horas me incomodan.
Roque Bentayga (km 28,5) - El Garañón (km 40,5)
A partir de este momento es cuando el esfuerzo empieza a hacer mella en el cuerpo. Tras unos momentos buenos por el largo falso llano que sucede al avituallamiento, empiezan los toboganes camino de La Culata.
Llegados a cierto punto la mayor parte de el camino es descendente y procuro recuperarme un poco llevando una marcha tranquila. Por despacio que corra la rodilla sigue mandando señales de alerta, así que ya voy asumiendo que la segunda parte de la carrera se va a hacer muy dura. A pesar de que voy regulando mucho casi nadie me pasa por lo que doy por bueno el ritmo. Nuevamente el camino es indescriptible, bajamos rodeados de verde y flores, no sé si Antonio habrá sacado fotos, muchas veces durante la carrera me arrepentí de no parar y sacar el móvil.
Pasada La Culata comienza la terrible subida hasta el Roque Nublo, de entrada me quedo bastante clavado y un compañero que me pasaba en ese momento me dice que tenga paciencia y vaya a pasos cortos. Le hago caso, tomo aire y me pongo como objetivo sólo el siguiente paso, poco a poco cojo ritmo y mantengo a la vista a mis predecesores hasta casi culminar la ascensión.
Bestial llegar a un Roque Nublo (1750 metros de altitud) totalmente cubierto por la niebla, cruzar su explanada rocosa sorteando los charcos que se habían formado mientras me defendía del viento helado. Al llegar a la alfombra de control veo a Adrián Sánchez que me sacó el fotón de la carrera mientras le reclamaba una paella por haber subido hasta allí :)
El descenso del Roque Nublo y posterior ascenso a El Garañón, avituallamiento principal de la prueba, se me hizo muy pesado pero fui recuperando sensaciones y entré en 7 horas y 32 minutos, el mejor de mis horarios previstos y realmente fuerte para lo que llevábamos encima.
Curiosamente en Bentayga, Roque Nublo y El Garañón ocupaba la misma posición en la general (150), nueve puestos mejor que cómo había empezado en Artenara (159). A partir de aquí, como era de esperar, todo empeoró... mucho.
Avituallamiento de El Garañón (km 40,5)
Al entrar en El garañón estaba la Santa (Marian) esperándome con dos bolsas que contenían comida para el resto de la carrera y ropa seca. Hablamos un poco y me comenta lo bien que me ve, yo también me encuentro mejor de lo que esperaba.
Entro en la cabaña hablando con Óscar, un colega que está colaborando con la organización, me siento, voy a sacar la ropa seca y empiezo a notar un hormigueo en pies y manos, y poco después en el labio inferior. Es exactamente lo mismo que me pasó al terminar el entrenamiento más largo de la preparación (Artenara-Teror). Por suerte, gracias a ese entrenamiento, sé que lo que tengo que hacer es ponerme a caminar inmediatamente, es como si al parar toda la sangre fuera a las extremidades mientras el corazón no deja de bombear, todo esto a pesar de llevar ya un rato sin correr.
Trato de comer pero no me entra nada, tengo nauseas, mareos y la cabaña se me empieza a venir encima. Para colmo, comienzo a tiritar de frío al quedarme parado con toda la ropa empapada. Me quedo en el limbo, totalmente desconectado durante un rato, yo ni me doy cuenta pero me lo advierte Román que ha venido remontando posiciones. Trato de espabilar y cambiarme la ropa porque cada vez tengo más frio, incluso sueño. Una vez vestido empiezo a mejorar poco a poco, parece que llevo una eternidad en el avituallamiento. Me obligo a comer un plato de pasta mientras hablo con Alberto Megido, un auténtico crack en esto de los ultratrails, va mal del estómago haciendo la prueba de 119km y más adelante tendrá tiempo de pasarme como un avión.
El Garañón (km 40,5) - Teror (km 57,5km)
En total, casi una hora en el avituallamiento. Cuando me veo recuperado, relleno el camelback y salgo de aquel infierno. Marian me espera fuera para devolverle la bolsa, por su cara veo que ya debo estar bastante mejor y eso me da confianza. Ahora queda el tramo más largo sin avituallamiento, es en teoría el más favorable pero a estas alturas mi cuerpo ya no está para muchas alegrías.
Afronto esta parte de la carrera en modo supervivencia después del susto. Durante todo el tiempo tengo miedo de volver a coger una pájara a medio camino de ninguna parte. He comido durante toda la carrera, me he hidratado bien, pero ya estoy en esa zona desconocida en la que nunca he estado antes al pasar de las ocho horas de carrera. Para colmo he salido abrigadísimo y empieza a salir el sol, así que mientras me decido a quitarme el cortavientos me voy asando.
El tramo arranca por una zona de toboganes para de nuevo afrontar un par de subidas fuertes. Los ascensos no me van mal pero cada vez que hay una bajada la pierna vuelve a quejarse. Así que, cuando llega la parte más favorable tengo que caminar sobre todo en terrenos técnicos, la rodilla cada vez duele más y lo peor es la sensación de que en cualquier momento la tensión que noto detrás de ella puede acabar en rotura.
Casi hasta Valleseco veo como la gente me pasa irremediablemente hasta que entramos en tramos de pista y asfalto, comienzo a correr y me doy cuenta de que, aunque sigue el dolor, voy con fuerzas para apretar. Como sé que el barranco que hay entre Valleseco y Teror me sienta muy mal, me pongo a tirar todo lo que puedo para tener un poco de margen y pasarlo tranquilo, adelanto mientras a corredores que sé que en breve volverán a superarme.
Ya dentro del barranco encuentro compañía y, aunque nuevamente me desquicia, lo vamos pasando tranquilamente sin sufrir ningún contratiempo importante. Por fin estoy en Teror, parecía que nunca iba a llegar, en poco más de 11 horas (puesto 181, perdiendo nada menos que 31 posiciones). A pesar del sufrimiento, las 16 horas planificadas estaban hechas y, a poco que fuera bien, el sub 15 también era posible...
Teror (km 57,5) - Tenoya (km 73)
... si no vuelves a venirte abajo. Llego al avituallamiento y me vuelve a pasar algo parecido a El garañón, es entrar en la zona cubierta, parar y empezar a encontrarme mal. Me pongo a dar vueltas como un hamster pero no hay suficiente espacio, así que cojo un poco de fruta y me marcho. Además no encuentro a Marian, y me agobio porque pienso que le puede haber pasado algo bajando de El Garañón, así que como puedo la llamo por teléfono, se ha perdido mi llegada pero todo está bien.
Ya salgo medio apajarado de Teror y esa sensación me va a durar hasta que corone la subida del Pico de Osorio. Por aquí leí en el móvil una notificación de Twitter de Pancho y me di cuenta de que había gente siguiéndome en carrera, no hará falta que diga que eso fue gasolina para mi cabeza, me propuse que no saliera un tuit diciendo que me había retirado.
Al entrar en Osorio tomo un gel y a los dos minutos trato de vomitar pero lo único que sale son eructos. Me concentro en caminar y tratar de aguantar lo que he comido con la esperanza de que más adelante haga efecto, paso veinte minutos muy malos pero me acabo recuperando, es increíble como funciona el cuerpo.
Aprovecho el minuto bueno y me pongo a correr como puedo hasta que me vuelvo a encontrar mal, ahora parece que es el estómago, no he podido ir al baño en todo el día y tampoco tengo claro que el cuerpo esté asimilando lo que como. Camino en una zona en la que todo el mundo corre, penosamente veo otra vez como la gente me pasa mientras yo trato de mantener la vertical.
Empiezo a pasar mucho frio pero tengo la sensación de que si paro para ponerme el cortaviento no voy a poder arrancar otra vez, la verdad es que lo recuerdo todo un poco difuso, no era capaz de pensar con claridad y todo empezaba a dar vueltas, los fantasmas de hace dos años volvían a aparecer. En un momento de lucidez me obligo a abrigarme sin parar la marcha, me pongo el frontal al cuello y tomo otro gel. Al avituallamiento de Santidad llego tocadísimo pero sé que no puedo parar, voy con el vaso en la mano para que lo rellenen de Coca-Cola (es lo único que me apetece, aunque sigo con mi rutina de alimentación hasta el final) y me alejo vaso en mano tomándola a pequeños sorbos.
Toca enfrentarse al Barranco de Tenoya, si soy incapaz de bajarlo bien de día, de noche es una odisea. Voy con mucha precaución para no caerme pero, justo en la última curva y prácticamente parado, piso una piedra suelta que arrastra a todas las que tiene debajo y me pego un señor lechazo. Mucho dolor en la mano izquierda pero parece que, a excepción de muchos arañazos y una buena púa clavada que me quito sobre la marcha, no hay nada grave. Eso sí, el cuerpo se me queda como para echar un baile, caí con todo, no tuve ni reflejos ni fuerzas para reaccionar.
El Barranco de Tenoya me acaba viniendo bien, quién lo hubiera pensado, me armo de paciencia y camino entre las piedras mientras como una barrita con tranquilidad. Pasear por allí sólo y a oscuras cuando estás medio alucinando tiene su aquel. Parece un lugar totalmente diferente, sigue siendo eterno, pero tienes la impresión de que es la primera vez que estás allí. Lo cierto es que poco a poco me voy recuperando... otra vez.
Cuando llego a la cuesta que precede al pueblo de Tenoya, esta vez más interminable que nunca, me veo con fuerzas, llegando al avituallamiento con 14 horas y media y ya en el puesto 194. De nuevo me llevo un vaso de Pepsi y prosigo mi penoso peregrinaje mientras llega al móvil un comentario de Isidro en el que me dice que está siguiéndome por la web. Realmente son todos increíbles.
Tenoya (km 73) - Meta (km 83)
Justo al llegar al avituallamiento el Garmin Fenix muere ¡Genial! A oscuras, cojo, con miedo a una cuarta pájara, sin saber cuánto falta, ni el tiempo que llevo... respiro hondo y me lo tomo con paciencia.
Llegar ya es un objetivo irrenunciable y voy tranquilo asegurándome de que no me vuelvan a fallar las energías, me pasa gente de la prueba de 119km, bestial lo que hacen. Aprovecho el momento para colocar todo para acabar fuerte, quitándome el cortavientos y metiendo todo lo que llevaba en los bolsillos externos dentro de la mochila.
Hasta que por fín llego a Los Giles, culmino la última cuesta y a lo lejos diviso el Auditorio Alfredo Kraus, la Playa de Las Canteras iluminada, la zona de meta... por primera vez me creo que voy a terminar. Realmente me emocioné más en este momento que en meta, supongo que la soledad y la oscuridad eran un entorno más adecuado para sacar todo lo que había aguantado durante tantas horas.
Los últimos kilómetros son por pista y asfalto, casi todos cuesta abajo, y los corro como un loco. Empiezo a pasar gente y los que vienen detrás cada vez están más lejos, pienso que voy a tener que parar en cualquier momento... pero no. Sigo lanzado, no hay explicación para el ritmo al que corrí esos 20 últimos minutos, ni notaba el dolor en la rodilla, ni me preocupaba nada, sólo quería llegar. Bueno, llegar solo, me daba igual ganar puestos pero no quería entrar en meta con nadie más, ese momento era mío.
Tanto controlé para que no me alcanzaran las luces que venían detrás, que casi llego a meta con el corredor que me precedía, frené para no tener el feo gesto de pasarle sobre la alfombra y busqué a mi familia. Allí estaban con Iván, que esperaba para cruzar la meta conmigo. MOMENTAZO impresionante. Llegar a las 10 de la noche y que haya tanta gente en meta, tenía los pelos de punta y sobre todo estaba muy muy contento.
Cojo a Iván en brazos pero me mira atravesado, entiendo lo que quiere, lo pongo en el suelo y subimos los dos corriendo la rampa de meta. SE ACABÓ, no me lo puedo creer, SE ACABÓ, LLEGUÉ a meta, 15 horas, 53 minutos y 32 segundos después de haber salido de Agaete. Puesto 193 de 268 finishers y de 290 corredores que tomaron la salida.
Epílogo
Después de llegar a meta devolví a Iván y me dirigí a recoger la prenda finisher (con la que me llevé un buen disgusto que espero que la organización resuelva en estos días) y a comer un poco, pero enseguida me di cuenta de que era imposible tragar nada, así que me fui del recinto con mi vaso de Coca Cola en la mano.
Sólo tenía ganas de ir a casa y darme una ducha caliente mientras asimilaba lo que acababa de hacer.
Para otra entrada dejo todas las sensaciones posteriores a la carrera, organización, voluntarios, secuelas... nunca me había salido una crónica tan larga, pero fueron tantas cosas las que pasaron que no quería dejar nada en la cabeza.
Se puede hacer mejor pero no poner más ganas. Iván con dos añitos me dice que somos unos campeones porque llegamos a meta y corrimos por la montaña. Esas palabras inocentes y el momento en el que crucé la meta con él son un recuerdo que me va a durar toda la vida, el recuerdo de mi primer ultra trail.
Galerías de fotos Trasngrancanaria 2013 (Actualizado 14/03)
Vicente y Chus Travieso López
Juan Sosa
Bichillo Runner
Antonio José Rodríguez
El coleccionista de instantes
Plácido Arbelo
Kataverno.com
Runners.es
42195.es
Canarias 7 (gal1,gal2,gal3)
La Provincia
Carrerasdemontaña.com
MundoDeportivo.com
Alberto Silva
Marta y Alberto González
Grupo Ralons
PressCanarias
Juanky Mateos
Yeray Sánchez
Jose Manuel Rodríguez
Alberto Cardona
Basilio Guerles
Adolfo Suárez
Antonio Rojas (gal1,gal2)
Carlos Díaz Recio
¿De dónde sacaría la energía?¿Cómo aguantaría mentalmente cuándo llegara el cansancio? ¿Y si me duele algo?¿Cómo superaría la noche después de tantas horas?¿Se puede correr cuando llevas 15 horas en movimiento? Ya he encontrado la respuesta a la mayoría de estas preguntas, pero todavía no he entendido del todo el mecanismo mental y físico que te empuja a terminar un ultratrail, superando las dificultades que a todos se nos presentan en algún momento de la carrera.
Prolegómenos
En una prueba tan larga todo es diferente desde el principio, de entrada la carrera arranca a las 6:00 y hay que estar despierto desde las tres de la madrugada. A esas horas es casi imposible descansar porque te acuestas a una hora que no es habitual y no hablemos de pasar por el baño, el cuerpo no sabe ni dónde está.
LLegada a Agaete |
Esperando el transporte de la organización me junto a Antonio y Alberto que han venido de Lanzarote a conocer la isla de golpe. Muchas risas, alguna cabezada y todo el viaje pendiente de Twitter, junto con el chico francés que tenía al lado, para saber cómo les iba a la gente de 119km y cuál era la meteorología en los primeros pasos cronometrados.
Ya en Agaete mucha animación pese a la hora, corredores, acompañantes de fiesta, banda de música, cañones de luz...
Decidimos sacarnos una foto bajo el arco de salida y poco después me doy cuenta de que he perdido la luz trasera obligatoria. Primeros nervios, pregunto a la gente de la organización y me dicen que la ha recogido un señor alemán, cuando le encuentro le doy las gracias y le digo que me ha salvado la vida. Primera crisis superada y todavía no he salido.
Con Antonio y Alberto sin saber que acababa de perder la luz roja |
Tan zumbado iba que cuando me voy a poner las pantorrilleras un japonés (esto ya parece un chiste, un francés, un alemán, un japonés y un español) me dice que llevo los calcetines con los pies cambiados ¡Con lo que me había costado ponérmelos sin que se me despegara la cinta antiampollas!
En ese momento se nos unen Luisa y Jose, y un poco más tarde veo a Ángel y Román. Todos los bloggers ya están en sus posiciones, sigo saludando a mucha gente que no nombro porque me alargaría demasiado y me dejaría a alguno atrás.
Demasiados reflectantes |
Agaete - Artenara (km 20)
Se da la salida y nos quedamos juntos Jose y yo, arrancamos un poco atrás, así que nos metemos en una zona un poco lenta que creo que nos vino bien. Era complicado adelantar, sobre todo cuando llegabas a alguien con bastones, por lo que nos lo tomamos inicialmente con calma.
Los primeros 9 kilómetros son un muro donde se pasa del nivel del mar a 1200 metros de altitud, así que el convoy de luces avanza tranquilo hacia el avituallamiento de Tamadaba, defendiéndose del viento racheado que pegaba fuerte mientras ascendíamos la montaña. Al llegar al camino de San Pedro vemos amanecer sobre un fondo de riscos cubiertos de verde realmente espectacular. Aquí podemos ir avanzando posiciones más a gusto y ya en las pistas de Tamadaba cada uno puede ir a su ritmo.
Aprovechamos los toboganes y zonas llanas que unen Tamadaba con Artenara para correr sin gastar muchas energías hasta que llegamos a la fuerte subida que hay antes del primer gran avituallamiento. Se hace duro, además la niebla y llovizna ya hace más de una hora que nos acompañan y complican la marcha.
Llegamos a Artenara en 3 horas y 15 minutos, antes de lo que había planeado. A mí me ha ido bien ir con Jose porque me ha llevado un poco más alegre de lo que pensaba y creo que a Jose también al no quemar energías tan pronto. Comemos, nos quitamos el frontal y salimos en busca del siguiente hito, el Roque Bentayga.
Artenara (km 20) - Roque Bentayga (km 28,5)
Tramo engañoso, se termina a 100 metros de altitud menos de donde se empieza, pero incluye una bajada incomodísima a un barranco interminable cuyo cauce está a 600 metros de altitud, para volver a ponernos en 5 kilómetros de constante ascenso a 1150 metros en el avituallamiento
Nada más salir de Artenara le digo a Jose que tire a su ritmo, mi idea es ir muy conservador y sé que él me llevaría fuera de punto, sobre todo en los descensos. Nada más comenzar la bajada le pierdo de vista junto con casi todos los que salieron del avituallamiento al mismo tiempo que nosotros.
En la bajada empiezo a notar mucho dolor en la parte posterior de la rodilla izquierda, había llevado una molestia desde el comienzo de la carrera pero en las subidas y llanos no era aguda. Sin embargo, bajando empieza a pintar mal teniendo en cuenta todo lo que quedaba. Decido ir aún más tránquilo deseando llegar a la zona de ascenso.
Mientras subo voy recuperando sensaciones y alcanzando corredores, parece que estoy bien hidratado porque ya he tenido que parar tres veces a orinar. En esta parte puedes hablar tranquilamente con compañeros de fatigas y, a pesar de la niebla, disfrutar del espectacular paisaje. Llegando al final de la subida miro al otro lado del barranco y me doy cuenta de que la vista no enfoca bien, al principio me asusto un poco pero me autoconvenzo de que tiene que ver con la niebla, el agua que llevo en la cara y las horas que he estado mirando el suelo.
Llego al avituallamiento muy entero, sin síntomas de agotamiento, sólo el frio y el ir completamente mojado desde hace ya casi cinco horas me incomodan.
Roque Bentayga (km 28,5) - El Garañón (km 40,5)
A partir de este momento es cuando el esfuerzo empieza a hacer mella en el cuerpo. Tras unos momentos buenos por el largo falso llano que sucede al avituallamiento, empiezan los toboganes camino de La Culata.
Aún tranquilo por el tramo más largo de asfalto en las cercanías del Bentayga FOTO: Bichillo Runner |
Llegados a cierto punto la mayor parte de el camino es descendente y procuro recuperarme un poco llevando una marcha tranquila. Por despacio que corra la rodilla sigue mandando señales de alerta, así que ya voy asumiendo que la segunda parte de la carrera se va a hacer muy dura. A pesar de que voy regulando mucho casi nadie me pasa por lo que doy por bueno el ritmo. Nuevamente el camino es indescriptible, bajamos rodeados de verde y flores, no sé si Antonio habrá sacado fotos, muchas veces durante la carrera me arrepentí de no parar y sacar el móvil.
Pasada La Culata comienza la terrible subida hasta el Roque Nublo, de entrada me quedo bastante clavado y un compañero que me pasaba en ese momento me dice que tenga paciencia y vaya a pasos cortos. Le hago caso, tomo aire y me pongo como objetivo sólo el siguiente paso, poco a poco cojo ritmo y mantengo a la vista a mis predecesores hasta casi culminar la ascensión.
Bestial llegar a un Roque Nublo (1750 metros de altitud) totalmente cubierto por la niebla, cruzar su explanada rocosa sorteando los charcos que se habían formado mientras me defendía del viento helado. Al llegar a la alfombra de control veo a Adrián Sánchez que me sacó el fotón de la carrera mientras le reclamaba una paella por haber subido hasta allí :)
En el Roque Nublo apareciendo de entre la niebla FOTO: Adrián Sánchez |
El descenso del Roque Nublo y posterior ascenso a El Garañón, avituallamiento principal de la prueba, se me hizo muy pesado pero fui recuperando sensaciones y entré en 7 horas y 32 minutos, el mejor de mis horarios previstos y realmente fuerte para lo que llevábamos encima.
Entrando en El Garañón FOTO: Kataverno.com |
Curiosamente en Bentayga, Roque Nublo y El Garañón ocupaba la misma posición en la general (150), nueve puestos mejor que cómo había empezado en Artenara (159). A partir de aquí, como era de esperar, todo empeoró... mucho.
Tan contento al llegar a El Garañón FOTO: Óscar Utrilla |
Avituallamiento de El Garañón (km 40,5)
Al entrar en El garañón estaba la Santa (Marian) esperándome con dos bolsas que contenían comida para el resto de la carrera y ropa seca. Hablamos un poco y me comenta lo bien que me ve, yo también me encuentro mejor de lo que esperaba.
De aquí casi no salgo FOTO: Óscar Utrilla |
Entro en la cabaña hablando con Óscar, un colega que está colaborando con la organización, me siento, voy a sacar la ropa seca y empiezo a notar un hormigueo en pies y manos, y poco después en el labio inferior. Es exactamente lo mismo que me pasó al terminar el entrenamiento más largo de la preparación (Artenara-Teror). Por suerte, gracias a ese entrenamiento, sé que lo que tengo que hacer es ponerme a caminar inmediatamente, es como si al parar toda la sangre fuera a las extremidades mientras el corazón no deja de bombear, todo esto a pesar de llevar ya un rato sin correr.
Trato de comer pero no me entra nada, tengo nauseas, mareos y la cabaña se me empieza a venir encima. Para colmo, comienzo a tiritar de frío al quedarme parado con toda la ropa empapada. Me quedo en el limbo, totalmente desconectado durante un rato, yo ni me doy cuenta pero me lo advierte Román que ha venido remontando posiciones. Trato de espabilar y cambiarme la ropa porque cada vez tengo más frio, incluso sueño. Una vez vestido empiezo a mejorar poco a poco, parece que llevo una eternidad en el avituallamiento. Me obligo a comer un plato de pasta mientras hablo con Alberto Megido, un auténtico crack en esto de los ultratrails, va mal del estómago haciendo la prueba de 119km y más adelante tendrá tiempo de pasarme como un avión.
Pasándolas canutas para comer FOTO: Óscar Utrilla |
El Garañón (km 40,5) - Teror (km 57,5km)
En total, casi una hora en el avituallamiento. Cuando me veo recuperado, relleno el camelback y salgo de aquel infierno. Marian me espera fuera para devolverle la bolsa, por su cara veo que ya debo estar bastante mejor y eso me da confianza. Ahora queda el tramo más largo sin avituallamiento, es en teoría el más favorable pero a estas alturas mi cuerpo ya no está para muchas alegrías.
De vuelta de entre los muertos |
El tramo arranca por una zona de toboganes para de nuevo afrontar un par de subidas fuertes. Los ascensos no me van mal pero cada vez que hay una bajada la pierna vuelve a quejarse. Así que, cuando llega la parte más favorable tengo que caminar sobre todo en terrenos técnicos, la rodilla cada vez duele más y lo peor es la sensación de que en cualquier momento la tensión que noto detrás de ella puede acabar en rotura.
Ya con el cortavientos abierto |
Casi hasta Valleseco veo como la gente me pasa irremediablemente hasta que entramos en tramos de pista y asfalto, comienzo a correr y me doy cuenta de que, aunque sigue el dolor, voy con fuerzas para apretar. Como sé que el barranco que hay entre Valleseco y Teror me sienta muy mal, me pongo a tirar todo lo que puedo para tener un poco de margen y pasarlo tranquilo, adelanto mientras a corredores que sé que en breve volverán a superarme.
Ya dentro del barranco encuentro compañía y, aunque nuevamente me desquicia, lo vamos pasando tranquilamente sin sufrir ningún contratiempo importante. Por fin estoy en Teror, parecía que nunca iba a llegar, en poco más de 11 horas (puesto 181, perdiendo nada menos que 31 posiciones). A pesar del sufrimiento, las 16 horas planificadas estaban hechas y, a poco que fuera bien, el sub 15 también era posible...
Teror (km 57,5) - Tenoya (km 73)
... si no vuelves a venirte abajo. Llego al avituallamiento y me vuelve a pasar algo parecido a El garañón, es entrar en la zona cubierta, parar y empezar a encontrarme mal. Me pongo a dar vueltas como un hamster pero no hay suficiente espacio, así que cojo un poco de fruta y me marcho. Además no encuentro a Marian, y me agobio porque pienso que le puede haber pasado algo bajando de El Garañón, así que como puedo la llamo por teléfono, se ha perdido mi llegada pero todo está bien.
Ya salgo medio apajarado de Teror y esa sensación me va a durar hasta que corone la subida del Pico de Osorio. Por aquí leí en el móvil una notificación de Twitter de Pancho y me di cuenta de que había gente siguiéndome en carrera, no hará falta que diga que eso fue gasolina para mi cabeza, me propuse que no saliera un tuit diciendo que me había retirado.
Al entrar en Osorio tomo un gel y a los dos minutos trato de vomitar pero lo único que sale son eructos. Me concentro en caminar y tratar de aguantar lo que he comido con la esperanza de que más adelante haga efecto, paso veinte minutos muy malos pero me acabo recuperando, es increíble como funciona el cuerpo.
Aprovecho el minuto bueno y me pongo a correr como puedo hasta que me vuelvo a encontrar mal, ahora parece que es el estómago, no he podido ir al baño en todo el día y tampoco tengo claro que el cuerpo esté asimilando lo que como. Camino en una zona en la que todo el mundo corre, penosamente veo otra vez como la gente me pasa mientras yo trato de mantener la vertical.
Empiezo a pasar mucho frio pero tengo la sensación de que si paro para ponerme el cortaviento no voy a poder arrancar otra vez, la verdad es que lo recuerdo todo un poco difuso, no era capaz de pensar con claridad y todo empezaba a dar vueltas, los fantasmas de hace dos años volvían a aparecer. En un momento de lucidez me obligo a abrigarme sin parar la marcha, me pongo el frontal al cuello y tomo otro gel. Al avituallamiento de Santidad llego tocadísimo pero sé que no puedo parar, voy con el vaso en la mano para que lo rellenen de Coca-Cola (es lo único que me apetece, aunque sigo con mi rutina de alimentación hasta el final) y me alejo vaso en mano tomándola a pequeños sorbos.
Medio K.O. en el avituallamiento de Santidad FOTO: Antonio Rojas |
Toca enfrentarse al Barranco de Tenoya, si soy incapaz de bajarlo bien de día, de noche es una odisea. Voy con mucha precaución para no caerme pero, justo en la última curva y prácticamente parado, piso una piedra suelta que arrastra a todas las que tiene debajo y me pego un señor lechazo. Mucho dolor en la mano izquierda pero parece que, a excepción de muchos arañazos y una buena púa clavada que me quito sobre la marcha, no hay nada grave. Eso sí, el cuerpo se me queda como para echar un baile, caí con todo, no tuve ni reflejos ni fuerzas para reaccionar.
El Barranco de Tenoya me acaba viniendo bien, quién lo hubiera pensado, me armo de paciencia y camino entre las piedras mientras como una barrita con tranquilidad. Pasear por allí sólo y a oscuras cuando estás medio alucinando tiene su aquel. Parece un lugar totalmente diferente, sigue siendo eterno, pero tienes la impresión de que es la primera vez que estás allí. Lo cierto es que poco a poco me voy recuperando... otra vez.
Cuando llego a la cuesta que precede al pueblo de Tenoya, esta vez más interminable que nunca, me veo con fuerzas, llegando al avituallamiento con 14 horas y media y ya en el puesto 194. De nuevo me llevo un vaso de Pepsi y prosigo mi penoso peregrinaje mientras llega al móvil un comentario de Isidro en el que me dice que está siguiéndome por la web. Realmente son todos increíbles.
Tenoya (km 73) - Meta (km 83)
Justo al llegar al avituallamiento el Garmin Fenix muere ¡Genial! A oscuras, cojo, con miedo a una cuarta pájara, sin saber cuánto falta, ni el tiempo que llevo... respiro hondo y me lo tomo con paciencia.
Llegar ya es un objetivo irrenunciable y voy tranquilo asegurándome de que no me vuelvan a fallar las energías, me pasa gente de la prueba de 119km, bestial lo que hacen. Aprovecho el momento para colocar todo para acabar fuerte, quitándome el cortavientos y metiendo todo lo que llevaba en los bolsillos externos dentro de la mochila.
Hasta que por fín llego a Los Giles, culmino la última cuesta y a lo lejos diviso el Auditorio Alfredo Kraus, la Playa de Las Canteras iluminada, la zona de meta... por primera vez me creo que voy a terminar. Realmente me emocioné más en este momento que en meta, supongo que la soledad y la oscuridad eran un entorno más adecuado para sacar todo lo que había aguantado durante tantas horas.
Los últimos kilómetros son por pista y asfalto, casi todos cuesta abajo, y los corro como un loco. Empiezo a pasar gente y los que vienen detrás cada vez están más lejos, pienso que voy a tener que parar en cualquier momento... pero no. Sigo lanzado, no hay explicación para el ritmo al que corrí esos 20 últimos minutos, ni notaba el dolor en la rodilla, ni me preocupaba nada, sólo quería llegar. Bueno, llegar solo, me daba igual ganar puestos pero no quería entrar en meta con nadie más, ese momento era mío.
Tanto controlé para que no me alcanzaran las luces que venían detrás, que casi llego a meta con el corredor que me precedía, frené para no tener el feo gesto de pasarle sobre la alfombra y busqué a mi familia. Allí estaban con Iván, que esperaba para cruzar la meta conmigo. MOMENTAZO impresionante. Llegar a las 10 de la noche y que haya tanta gente en meta, tenía los pelos de punta y sobre todo estaba muy muy contento.
Cojo a Iván en brazos pero me mira atravesado, entiendo lo que quiere, lo pongo en el suelo y subimos los dos corriendo la rampa de meta. SE ACABÓ, no me lo puedo creer, SE ACABÓ, LLEGUÉ a meta, 15 horas, 53 minutos y 32 segundos después de haber salido de Agaete. Puesto 193 de 268 finishers y de 290 corredores que tomaron la salida.
Objetivo cumplido |
Epílogo
Después de llegar a meta devolví a Iván y me dirigí a recoger la prenda finisher (con la que me llevé un buen disgusto que espero que la organización resuelva en estos días) y a comer un poco, pero enseguida me di cuenta de que era imposible tragar nada, así que me fui del recinto con mi vaso de Coca Cola en la mano.
Sólo tenía ganas de ir a casa y darme una ducha caliente mientras asimilaba lo que acababa de hacer.
Para otra entrada dejo todas las sensaciones posteriores a la carrera, organización, voluntarios, secuelas... nunca me había salido una crónica tan larga, pero fueron tantas cosas las que pasaron que no quería dejar nada en la cabeza.
Se puede hacer mejor pero no poner más ganas. Iván con dos añitos me dice que somos unos campeones porque llegamos a meta y corrimos por la montaña. Esas palabras inocentes y el momento en el que crucé la meta con él son un recuerdo que me va a durar toda la vida, el recuerdo de mi primer ultra trail.
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Impresionante Manuel!...Gran crónica y muy muy muy emocionante y que me nombres en algo así no tiene precio
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Que bien lo he pasado leyendo la crónica.
ResponderEliminarSabía que la crónica no me iba a decepcionar. Lo que hiciste es una hazaña.
ResponderEliminarEnhorabuena crack!! Tenía ganas de leer la crónica desde antes de que empezara la carrera.
ResponderEliminarA disfrutar de la gloria y a descansar, aunque solo sea un poco.
Gran crónica, me muero de ganas por no apuntarme nunca a un ultra trail :)
ResponderEliminarMuchas felicidades por terminar y gran crónica.. ahora sólo queda recuperarse bien y preparar el siguiente reto.
ResponderEliminarMuy buena cronica Manuel, muy emocionante y diria que lectura casi obligada para cualquier popular que quiera apuntarse a una ultra de montaña. Felicidades
ResponderEliminarSin palabras me dejas....cada reto que te propones lo sacas adelante, eres un ejemplo para muchos de nosotros...Increible tu tenacidad para acabar a pesar de todps los contratiempos...Enhorabuena!!!
ResponderEliminarQue gran crónica, Manuel.
ResponderEliminarMe ha gustado tanto lo que has explicado que por un momento me han entrado ganas de hacer un untratrail y todo...
Increible tu fuerza de voluntad, muchas felicidades por este primer ultra.
Disfrútalo con Marian e Ivan.
Uff, que vibrante la crónica Manuel, poco mas que decirte que no te haya dicho ya.
ResponderEliminarComprendo esa sensación de quedarse en el limbo, me pasó igual en el km 60 de los 100 M-S, son momentos en los que no eres consciente de nada, es como si la mente se fuera del cuerpo por un momento....
"me pasa gente de la prueba de 119km, bestial lo que hacen" Por que siempre valoramos mas lo de los demás y lo nuestro nos parece poco? bestial lo que hacen? y lo que has hecho tu no lo es? pues claro que lo es.
Lo de correr los últimos minutos tambien me pasó a mi, todavia hoy no he sido capaz de comprender como es posible... desde luego la cabeza es la que manda....
Un fuerte abrazo, espero esa proxima entrada con todas esas sensaciones y emociones vividas que por lo menos a mi me gustan tanto mas que la cronica en sí.
Enhorabuena campeón por una gran crónica de una gran carrera! Otro reto superado! Ahora descansa y a preparar el próximo! :)
ResponderEliminarGrande, impresionante, heroico, titánico... Creo que se podrían poner muchos adjetivos a lo que has hecho este fin de semana. Varias pájaras, problemas musculares, una caída y un tiempo de mierda no pudieron contigo. Eres un crack y un ejemplo de superación...
ResponderEliminarMe han saltado las lagrimas de emoción leyéndote Manuel. Eres un autentico crack!!
ResponderEliminarComo ya has visto esto del ultratrail es de mucha cabeza y tu la tienes que tener muy dura, porque has conseguido superar todos los obstáculos que te fuiste encontrando para poder acabar.
Por cierto, lo he pasado genial contigo, tanto en los entrenamientos como en la carrera hasta Artenara. Espero que para el próximo año podamos compartir de nuevo mas capítulos de la Transgrancanaria ;)
Enhorabuena Manuel!!! Muy buena crónica.
ResponderEliminarEres un máquina y has hecho algo grande solo al alcance de unos pocos. La preparación y la constancia han dado sus frutos aunque hayas sufrido.
Además, si Iván piensa que eres un campeón por llegar a meta y correr por la montaña, ese es el mejor premio que puedes llevarte de esta aventura.
Ahora, a descansar y a recuperarse.
RUNNERS DEL MUNDO...... AYUDA...
ResponderEliminarUnai es un runner que vive en Rusia y no puede salir a correr debido al frío. Estamos intentando crear la primera biblioteca de vídeos para correr desde casa. Necesitamos vídeos de gente corriendo. Nos enviáis el vuestro?
Os dejo el enlace para que podáis seguir su historia:
http://elsubrayadorfosforito.com/go-unai/
Gracias.
Es una pasada eso que has hecho, si lo piensas no lo haces. Tremenda carrera, refleja muy bien lo que ocurre en un ultra donde puedes morir y resucitar hasta varias veces. Enhorabuena campeón.
ResponderEliminarCon cada prueba, siempre logras sorprenderme. Ya contaras. Que paso con el Fenix
ResponderEliminarLuego la leo detenidamente, pero sale en el marca a dos páginas por si te interesa tenerlo de recuerdo.
ResponderEliminarsalu2 campeón.
Antes que nada Manuel, felicitarte de nuevo por tu primer ultra. Seguro que te ha costado digerir varios días eso de ser un ultrarunner.
ResponderEliminarTengo que decir que esperaba ansioso tu crónica de la carrera y conocer de primera mano lo que supone una prueba de 16 horas. No se si te has parado a pensarlo, pero estoy seguro que crónicas como la tuya servirá de aliciente para que muchos otros runners se animen a correr alguna vez un ultra.
De igual manera que hiciste un post previo con el material que ibas a usar y la estrategia de alimentación e hidratación, sería genial que hicieses una análisis a posteriori del material que echaste en falta ¿bastones? o de sobra durante la carrera, así como un análisis de los errores en la alimentación e hidratación.
Lo que comentas del subidón en los últimos Km. es algo inexplicable, está todo en la mente. Personalmente estuve en meta viendo llegar a corredores con 25-26 horas en las piernas y algunos aún tenían fuerzas para trotar. Espero que las molestias post carrera hayan ido remitiendo y poco a poco vuelvas a ser persona.
PD: Descansa. Te lo has ganado.
Muy fuerte, creo que estas pruebas se me escapan pero desde luego te muestran crudamente como reaccionar a situaciones límite y desde luego demuestran la gran preparación que exigen. Muchas felicidades otra vez.
ResponderEliminarImpresionante Manuel.
ResponderEliminarTe seguí el domingo con nerviosismo, pero los tuiteros canarios nos tuvieron al tanto de tus evoluciones.
Mil enhorabuenas, nos has dado una clase de esfuerzo y de sacrificio. Impresionante...
Descansa
Cronicaza, consigues que en algunos momentos casi sintamos lo que te estaba sucediendo.
ResponderEliminarEnhorabuena socio
Me has emocionado con tu crónica, es increíble como en una prueba de este tipo entras y sales tantas veces del infierno.
ResponderEliminarHiciste bien en obligarte a comer en el Garañón pues no hay nada mas importante en un ultra que llevar los depósitos siempre lo mas llenos posible.
No me extraña lo de los últimos 20 minutos, es algo que simplemente ocurre es como si te quitaran todo el peso que llevas encima y simplemente corres y además lo que es mas inconcebible disfrutas.
Un fuerte abrazo campeón cualquier día te oímos hablar de carreras con 3 dígitos en su distancia.
Te sigo hace tiempo aunque nunca me había animado a dejar ningún comentario, desde hace un par de meses te sigo con más interés si cabe porque la TNFGC Advanced es mi objetivo para 2014, GRACIAS por compartir con nosotros tus vivencias.
ResponderEliminarPura emoción.
Un saludo.
Muy muy grande Manuel. Eres todo un ejemplo. Lo lograste, y tus entradas fueron muy importantes para que yo también lo hiciera. Felicidades!!
ResponderEliminarPor cierto...a las muchas propiedades del Barranco de Tenoya veo que hay que sumarle ahora el de provocar alucinaciones, si es que lo tiene todo el barranquito de marras...
Chapeau!
ResponderEliminarLa mezcla explosiva entre humildad y autoconfianza nos hace alcanzar retos personales mayúsculos.
Un abrazo!
Uff muchos tios del mazo escondidos en esos parajes. No creo que nunca me atreva con Aldo similar. Enhorabuena maquina. Ahora toca recuperar y disfrutar de esas vivencias.
ResponderEliminarJoder Manuel, muy muy grande. Enhorabuena. Emociona leer esta crónica, de como de ir bien, pasas los malos momentos, pajaras, caída, etc, para llegar a meta y entrar con tu hijo. Como tu dices, momentazo. Muy grande y felicidades por lo que has conseguido, ahora a disfrutarlo!
ResponderEliminarENHORABUENA. Sólo puedo decírtelo con mayúsculas. Tal como has contado en un ultra pasan muchas cosas, y se te quedaran grabadas para siempre. Has demostrad mucho poder mental, fundamental para poder acabar. Ahora a flotar ...
ResponderEliminarImpresionante cronica. Enhorabuena. Refleja lo que es un ultra a la perfeccion. Los momentos de morir y los de resucitar.
ResponderEliminarY la entrada con tu hijo y que se sienta feliz por haber corrido por la montaña, brutal
No había podido leerla hasta ahora, en buena medida, porque quería leerla tranquilo, porque sabía que era una crónica para saborearla, sabía que me pondría los pelos de punta, sabría que me dolerían las piernas al imaginarme el barranco de Tenoya o la subida al pueblo...Tengo las mismas sospechas que tu, el sábado hicieron más larga la subida para la prueba...jajaja
ResponderEliminarNo se si para bien o para mal, pero esta crónica me sirve para pensar que el siguiente salto, todavía está lejos, que quizás algún día me encuentre con fuerzas, pero si el mayor superman que conozco, lo pasó así, los que somos mortales...
Enhorabuena por la hazaña!!
Impresionante, de verdad que a veces leyendo estás crónicas dan ganas de intentarlo, pero en seguida se me pasa la locura.
ResponderEliminarMuchisimas felicidades campeón.
Manuel, darte la enhorabuena se queda corto, sinceramente el carrerón que te has marcado es GRANDE, menudo tiempazo!
ResponderEliminarNinguno de los dos estábamos seguros de cumplir con esta carrera, pero al final llegamos y acabamos.
1 hora en Garañón ....... tremendo ritmo llevabas para acabar siendo sub16H
Lo que me ha dejado intrigado es lo del Garmin Fénix ..... vaya, no voy a encontrar a nadie que tenga todo el recorrido grabado y así comparar las distancias :)
Muchas gracias por toda la ayuda que me has dado vía email!
Compartir salida con todos fue un auténtico lujo, espero repetir más de estas tan bien acompañado.
¡Sensacional!, ho hay palabras para definirte Manuel, qué pundonor pones en todos tus objetivos. Dramática (en tus paradas) y emotiva crónica que vivencian el esfuerzo realizado ( también de Iván).Desde luego que sois unos campeones.Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLlego tarde pero te prometo que lo tenía pendiente el leer tu crónica.
ResponderEliminarNo sé qué decir que no te hayan dicho ya, bestial, grande, brutal e impresionante la capacidad de poder correr los últimos 20 min después de 15 horas. Sí señor.
Enhorabuena por tan grande hazaña.
Impresionante. Menuda experiencia y muy bien relatada. He sufrido con tus pájaras y me he emocionado con tu llegada. Estoy segura de que está carrera te ha enseñado una cara de tu fortaleza que hasta ni tu conocías.
ResponderEliminarEnhorabuena Manuel.
Enhorabuena senor!!! Es usted un crack, tiene una forma de plasmar los acontecimientos embriagadora porque realmente, a los runners, nos hace identificarnos en cada palabra leida.
ResponderEliminarMuchas felicidades. Gustavo Duchement
Hola a todos, puede ayudarme alguien y decirme sí hacer un ultra de 83 km con unas zapatillas que tienen 400 km no es muy recomendable?. Gracias a todos.
ResponderEliminarHola Anónimo, yo hice la Ultra con mis Salomon que tenían unos 350km, de hecho cumplieron los 400 en la carrera y no tuve ningún problema :) unas zapas con 400km están nuevas!
ResponderEliminarGracias Antonio por contestar tan rápido. Es lo que pensaba, pero como voy a correr mi primer ultra, no sabía muy bien de este tema.
ResponderEliminarGracias.
Totalmente de acuerdo con Antonio, no sólo creo que no hay problema sino que es un momento ideal.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por los enlaces de las fotos
ResponderEliminargracias por compartir esa gran aventura!! una de mis metas es particpar en esa Carrera! me es de mucha utilidad tu narración!!
ResponderEliminarFelicidades por ese gran Logro!!
saludos desde México!!
Me alegro de que te haya gustado Jorge,
ResponderEliminardespués de ver tu comentario me ha dado por releerla después de unos meses.
Espero que acabes participando y que me avises cuando lo hagas.
Saludos