Cuestión de ritmo

Hoy tocaba pasar la última página del plan de entrenamiento para el Gran Canaria Maratón, 5km a ritmo de maratón. Se supone que a estas alturas se debe tener bastante claro a que ritmo piensas ir, algo que por supuesto no tiene por qué significar que vaya a ser el ritmo real de carrera.

Los ritmos hay que llevarlos en dos sitios, en las piernas y en la cabeza. A veces nuestra percepción nos engaña y el día de la carrera sale mejor o peor de lo que pensábamos, al fin y al cabo un maratón es muy largo y es muy difícil adivinar las sensaciones que vas a tener en carrera en un entrenamiento que siempre será más corto que la prueba final (ahí está la gracia).

El caso es que hoy he hecho los 5 kilómetros a 4:42 por kilómetro, esto significa básicamente que no he cumplido con el entrenamiento marcado por que a ese ritmo no soy capaz de hacer 42 kilómetros ¿Ven? NO lo tengo en la cabeza, ritmo equivocado.

Mi entrenamiento estaba encaminado a terminar en 3:25, una marca muy complicada pero que SI tengo en la cabeza. Complicada porque conociendo mi forma de competir en general, y correr maratones en particular, supone salir a un ritmo aproximado de 4:45/km, aguantarlo más de 30 km y morir sobre 5:00/km cuando la piernas se conviertan en bloques de granito. Habría que hacer 42km y 195 metros a 4:51/km, casi nada para el corredor paquete, ¿lo tendré en las piernas?.

Esa sería la carrera soñada, pero si lograra quedarme cerca de esos ritmos tendría bastante trabajo hecho para bajar de 3:29:33 y hacer marca personal, algo me haría volver a casa muuuyyyy contento.

De todos modos, esto es maratón, así que todo lo que he escrito sobre esta línea significa entre poco y nada.

PD: Terminé el entrenamiento con 4 rectas de 80 metros o, como diría RA, sexo de despedida. Eso sí, con cariño, que no es momento de una rotura fibrilar.