Por cuarto año consecutivo terminé el año corriendo, algo que se ha convertido ya en un ritual más de las fiestas navideñas. Después de Las Palmas de Gran Canaria y Madrid, esta vez tocó en Gijón donde nos encontrábamos visitando a mi cuñada y su maratoniano marido Álvaro, con el que ya he compartido muchas carreras entre ellas el Maratón de Berlín.
La carrera la había planteado como lo que es, una ocasión de correr sin presión y pasar un buen rato. Hasta tal punto que se nos hizo tarde para comer y, además de salir de casa haciendo la digestión de la pasta que habíamos comido, tuvimos que ir calentando desde la misma puerta porque se nos hacía tarde.
Una vez en la línea de salida, donde se nos unió Óscar, decidimos que era mejor colocarse delante porque el resto del grupo iba con bastantes ganas de correr rápido. Al principio pensamos que nos habíamos colocado bien, pero al darse la salida la gente empezó a salir de los lados de la carretera y medio Gijón quedó delante nuestro (hubo 3000 inscritos).
Álvaro se lanzó a adelantar gente por la acera y Óscar le siguió, mientras que yo me quedé detrás de la manada que iba como en una procesión de Semana Santa casi agradeciendo el no poder salir a toda pastilla. Tampoco tuve muy claro donde estaba la línea de salida porque para no variar no había alfombra de salida ni ningún arco que lo indicara, así que puse en marcha el crono donde creía que habían salido los primeros.
El primer kilómetro fue infernal, no había por donde meterse y después de unos metros ya tenía ganas de darle un poco de marcha a las piernas, es lo que tiene ponerse un dorsal. Esos primeros 1000 metros salieron a 4:30, es curioso pero en carrera pensé que me había ido a casi 5 minutos.
Toda la carrera fue un continuo acelerar y parar, a veces literalmente, así que no había manera de mantener un ritmo constante. Los siguientes dos kilómetros cayeron en 4:08 y 4:12, adelantando gente continuamente. Pensé que en algún momento todos los que estaban a mi altura irían a un ritmo parecido pero eso no llegó a pasar, o todo el mundo salió delante de mí o mucha gente se pasó de ritmo al principio y lo fue pagando a medida que pasaban los kilómetros.
Los tres kilómetros finales los hice en 4:09, 4:05 y 4:07 en ellos me cruce con Marian y Ade que me sacaron la típica foto movida que tengo de todas las carreras. Al final ya estaba un poco desesperado porque no pude ni apretar en la recta de meta al no encontrar ni un mísero hueco, de hecho los últimos 34 metros (el Garmin marcó 6034 metros) los hice a un ritmo de 4:21.
La verdad es que lo pasé muy bien a pesar de la aglomeración, me hubiera gustado ir un poco más cómodo, aunque vaya sin ambición a una carrera una vez dentro siempre intento hacerlo bien. El circuito me gustó mucho, excepto una cuesta durilla, daba la sensación de ser casi siempre favorable a pesar de que la salida y la meta estaban a la misma altura.
En la línea de meta agradable sorpresa al encontrarme con Cimarron, uno de los habituales del blog, pensábamos que iba a ser complicado vernos entre tanta gente pero cuando acababa de devolver el chip escuche "¿Manuel?", supongo que el hecho de que en todas las fotos del blog aparezca sudado y hecho polvo después de una carrera o entrenamiento ayudó a la identificación. Pasamos un buen rato compartiendo experiencias y objetivos, igual no queda tanto para que volvamos a vernos, ya te contare...
En resumen, objetivo conseguido, acabar con mucha hambre, la suficiente para dar cuenta de los langostinos y el lechazo que nos esperaba esa noche. Espero que el 2012 nos traiga a todos muchos kilómetros y salud para disfrutarlos. De momento tengo 365 días para decidir donde será la siguiente San Silvestre.
La carrera la había planteado como lo que es, una ocasión de correr sin presión y pasar un buen rato. Hasta tal punto que se nos hizo tarde para comer y, además de salir de casa haciendo la digestión de la pasta que habíamos comido, tuvimos que ir calentando desde la misma puerta porque se nos hacía tarde.
Iván con la camiseta de la San Silvestre y echando el ojo a la elíptica. 16 meses y algo se le va pegando del padre. |
Una vez en la línea de salida, donde se nos unió Óscar, decidimos que era mejor colocarse delante porque el resto del grupo iba con bastantes ganas de correr rápido. Al principio pensamos que nos habíamos colocado bien, pero al darse la salida la gente empezó a salir de los lados de la carretera y medio Gijón quedó delante nuestro (hubo 3000 inscritos).
Álvaro se lanzó a adelantar gente por la acera y Óscar le siguió, mientras que yo me quedé detrás de la manada que iba como en una procesión de Semana Santa casi agradeciendo el no poder salir a toda pastilla. Tampoco tuve muy claro donde estaba la línea de salida porque para no variar no había alfombra de salida ni ningún arco que lo indicara, así que puse en marcha el crono donde creía que habían salido los primeros.
El primer kilómetro fue infernal, no había por donde meterse y después de unos metros ya tenía ganas de darle un poco de marcha a las piernas, es lo que tiene ponerse un dorsal. Esos primeros 1000 metros salieron a 4:30, es curioso pero en carrera pensé que me había ido a casi 5 minutos.
Toda la carrera fue un continuo acelerar y parar, a veces literalmente, así que no había manera de mantener un ritmo constante. Los siguientes dos kilómetros cayeron en 4:08 y 4:12, adelantando gente continuamente. Pensé que en algún momento todos los que estaban a mi altura irían a un ritmo parecido pero eso no llegó a pasar, o todo el mundo salió delante de mí o mucha gente se pasó de ritmo al principio y lo fue pagando a medida que pasaban los kilómetros.
Los tres kilómetros finales los hice en 4:09, 4:05 y 4:07 en ellos me cruce con Marian y Ade que me sacaron la típica foto movida que tengo de todas las carreras. Al final ya estaba un poco desesperado porque no pude ni apretar en la recta de meta al no encontrar ni un mísero hueco, de hecho los últimos 34 metros (el Garmin marcó 6034 metros) los hice a un ritmo de 4:21.
Iba tan rápido que ni la cámara me pilló ;-) |
La verdad es que lo pasé muy bien a pesar de la aglomeración, me hubiera gustado ir un poco más cómodo, aunque vaya sin ambición a una carrera una vez dentro siempre intento hacerlo bien. El circuito me gustó mucho, excepto una cuesta durilla, daba la sensación de ser casi siempre favorable a pesar de que la salida y la meta estaban a la misma altura.
Los "asilvestrados" con Pelayo de testigo |
En la línea de meta agradable sorpresa al encontrarme con Cimarron, uno de los habituales del blog, pensábamos que iba a ser complicado vernos entre tanta gente pero cuando acababa de devolver el chip escuche "¿Manuel?", supongo que el hecho de que en todas las fotos del blog aparezca sudado y hecho polvo después de una carrera o entrenamiento ayudó a la identificación. Pasamos un buen rato compartiendo experiencias y objetivos, igual no queda tanto para que volvamos a vernos, ya te contare...
En resumen, objetivo conseguido, acabar con mucha hambre, la suficiente para dar cuenta de los langostinos y el lechazo que nos esperaba esa noche. Espero que el 2012 nos traiga a todos muchos kilómetros y salud para disfrutarlos. De momento tengo 365 días para decidir donde será la siguiente San Silvestre.
Bueno, al final lo que importa de las San Silvestres es acabar el año corriendo ¿no? ánimo en esa preparación que ya te queda menos y vas bastante bien.
ResponderEliminarCorrer fuera es una experiencia muy agradable. Quégrande está Iván, cuidado porque ese te "da el hachazo" pronto.
ResponderEliminarA mi la SanSil me parece una fiesta. Tal y como te lo tomaste tú. En los ratos que se puede apretar, se aprieta, y si no, pues tranquilito a disfrutar del ambientazo...
ResponderEliminarYa ni me acordaba de la Sansil, je,je.
ResponderEliminarAprovecha y saca la crónica de la sansil de 2008.
ResponderEliminarBuena manera de acabar el año y encima descubriendo carreras por todo el mundo
ResponderEliminarun abrazo
Un placer saludarte y charlar un poco contigo. Nos vimos de milagro y porque acabamos en tiempos parecidos. Tu crónica es un calco de mi carrera, un caos en la salida y acelerando y frenando toda la carrera, pero no importa porque estas carreras son para pasarlo bien y ver las calles de tu ciudad inundadas de corredores. De nuevo batimos el record de participantes.
ResponderEliminarEso que comentas al final..., o piensas en el maratón de Coruña o en alguna carrerina por Asturias. Espero tus noticias.
Lo importante es terminar corriendo el año, y ahora te toca disfrutar, para llegar fresco al Maraton, yo estare, pero en la de 10kms.
ResponderEliminarFelicidades, me encanta.
ResponderEliminarEstás hecho todo un trotamundos.
ResponderEliminarBien hecho, campeón: los años se han de empezar corriendo y se han de terminar corriendo, manera de que todo vaya bien y sobre ruedas; un abrazo y a seguir dándole vida a las piernas y por ende al coco; nos leemos.
ResponderEliminarNi uno, ni uno ha acabado el año sin correr una San Silvestre... :) Lo de la generación espontánea de corredores por delante de la salida es un fenómeno irritantemente habitual... Mejor tomárselo a fiesta cuando pasa, porque si no, uno acaba con un cabreo...
ResponderEliminarjejeje... A ver si publicas tu colección particular de fotos movidas....!! Me alegro de que acabaras el año con buenas sensaciones... saludos..!!
ResponderEliminarHas puesto una foto de los beatles movida y dices que sales tu en ella, jejeje.
ResponderEliminarBueno Manuel y demás compañeros, llegó la hora de una de las citas más importantes del 2012, el 22 de enero, en casita, como Dios manda.
ResponderEliminarSalud y suerte a todos en el asfalto!!!!
Haber si coincidimos y nos reconocemos algunos el sábado.
Ya se sabe que en las san silvestres es difícil correr relativamente cómodo..y aun así, pedazo corno!!
ResponderEliminarFelicidades..