¡La crónica más loca!

No soy una persona que recuerde mucho de lo que ha soñado pero lo de esta noche ha sido increíble, casi me tengo que tomar un gel al levantarme de la cama.

Como ya saben, mañana salgo hacia Tenerife para participar en el Medio Maratón de Santa Cruz. La verdad es que no es una carrera que me estrese lo más mínimo, voy a por marca personal pero sin ninguna presión, así que no acabo de entender el desvarío que he soñado.

Supongo que estar pensando en hacer la maleta, el viaje, la comida del enano y el resto de preparativos típicos, ha hecho que esa carrera se haya quedado en mi subconsciente al irme a la cama.

Así que voy a hacer mi primera crónica onírica, eso sí, advierto de que no tengo fotos que ilustren lo que allí pasó.

Se da la salida del medio maratón y a diferencia del año pasado salgo en las primeras posiciones. Sin embargo, la cosa no acaba de ir, pasan los primeros kilómetros y no soy capaz de rodar a menos de 5 minutos el kilómetro. Me empiezo a agobiar, parece que no va a salir la marca.

Por si fuera poco empieza a llover y el pie empieza a resbalarme sobre la zapatilla, como si fuera descalzo, miro hacia abajo y... ¡No me lo puedo creer!¡Llevo chanclas! Lo más curioso es que miro alrededor y no soy el único, no hay mucha gente con ellas pero veo a unos cuantos como yo.

¿Qué se hace en esta situación? En la vida real retirarte y tomarte un tranquimazin, pero en mi sueño resulta que, con tal de hacer 21 km, puedes ir por donde quieras, lo más normal del mundo. Así que me doy la vuelta y voy a buscar la bolsa en la que llevo mis cosas que, curiosamente, está en medio de la calle, abierta y sin que a nadie le entre la tentación de robarla. El caso es que busco desesperadamante mis zapatillas y no las encuentro.

Como no puedo perder más tiempo y la marca se me escapa, decido lo más lógico, ¡seguir corriendo en chanclas!

Después de un par de kilómetros con mis flamantes "five fingers" y la sensación de que está difícil bajar la MMP, entro en una especie de nave industrial llena de ordenadores. Por si esto no fuera raro, en el sueño no me lo pareció, de repente me para un antiguo cliente de Tenerife y me empieza a explicar un problema que tiene en su sistema. El caso es que he trabajado en mil ciudades pero nunca en la isla vecina.

Esto ya era la locura suprema. Mi cara era un poema, no podía hacerle un feo pero la marca se me iba mientras esta parado delante de la pantalla. Sólo hacía mirar el reloj pero seguía pensando que era posible, soy optimista hasta en sueños.

El caso es que no sé como terminó la carrera, intuyo que la marca no fue muy buena y no sé si me descalificarían por las variaciones que hice sobre el recorrido oficial.

Una cosa me queda clara, el domingo no me puede salir peor.