Apagón digital... caos absoluto

A estas alturas tengo claro que mis entrenamientos cada vez dependen más de la tecnología. Inicialmente salía a correr con unas zapatillas de cualquier tipo, sin reloj y sin haber leido un sólo libro sobre planificación de entrenamientos.

A medida que ha pasado el tiempo mi atracción por los aparatitos eletrónicos, y todo lo que signifique trastear con ellos, ha hecho que poco a poco mis ayudas al entrenamiento hayan evolucionado hasta llegar al Garmin 405.

A todo esto se une que suelo ser muy organizado y, desde que descubrí la posiblidad de programar las sesiones de ejercicio, una semana antes cargo las sesiones de series y ritmos controlados en el reloj. De esta forma no necesito pensar, sólo poner la sesión en marcha y entrenar dejándome llevar por los pitidos amenazantes del Garmin.

Ayer debía realizar la siguiente sesión de entrenamiento:

• 15 minutos suaves a modo de calentamiento
• 3 series de 1600 metros (4:30/km), trotando 120 segundos entre series
• 10 minutos suaves de vuelta a la calma
• Estiramientos

Pues bien, todo fluía perfectamente hasta que, cuando sólo llevaba 380 metros de la primera serie, el Garmin avisa de que la misma va a terminar ¿? ... ¡Me he equivocado de sesión!

En ese momento me quedo bloqueado, no es fácil pensar con el corazón bombeando como un loco, y no recuerdo ni lo que tengo que hacer para reiniciar todo y pasar a modo manual, así que decido seguir con esa sesión aunque ni siquiera sé si las series de 400 metros serán 4 o 6.

Es curioso, pero cuando ya tienes pensado realizar un entrenamiento, un cambio tan brusco (de series largas a series cortas) te descoloca totalmente. Así que el resto de la sesión la hice rápido pero con malas sensaciones y algo de remordimientos porque suponía bajar el kilometraje del día. Además no tenía claro los ritmos a los que rodar para solucionar mi torpeza.

Entre pitido y pitido, carrera y trote, decidí que al final ampliaría el entrenamiento en otros 3 kilómetros para compensar la reducción del mismo. La caótica sesión se desarrolló del siguiente modo (cualquier parecido con la original es pura coincidencia).

• 15 minutos suaves a modo de calentamiento (2,69 km a 5:35/km)
• 1 serie de 400 metros a ritmo de 800 (4:36/km)
• 3 series de 400 metros a ritmo de 400 (4:20/km)
• Descansos entre series un poco más rápidos intentando simular series largas
• 10 minutos de vuelta a la calma, acelerando cuando decidí seguir corriendo (5:19/km)
• 3 kilómetros al ritmo que pensaba hacer las series de 1600 (4:48/km)
• Estiramientos

Al final salieron 10 kilómetros bastante apañados y me sorprendió ver el cronometro y comprobar que había hecho una serie final de 3000 metros a 4:48/km, justo el tiempo que tenía pensado para las series de 1600 metros.

Supongo que la lección debería ser "voy a dejar de depender tanto del relojito y así evitaré estos problemas" pero en mi caso será "melón, a ver si seleccionas bien la sesión de entrenamiento la próxima vez". Un poco de caos de vez en cuando tampoco viene mal.