El descanso

Después de completar el primer ciclo de entrenamiento con vista a finalizar el Maratón de Gran Canaria, he comprendido uno de esos conceptos que suelen nombrarse repetidamente en lo que se denomina "entrenamiento invisible".

Cuando empiezas a correr sabes que es importante descansar la noche antes de un entreno pero, si no se puede por la razón que sea, da un poco igual. Al día siguiente sales y, aunque rindes un poco peor, eres capaz de soportar el entrenamiento. He llegado a irme a una boda en Ávila, dar buena cuenta de la cena, pasar la noche visitando más la barra que la cama, volver la mañana siguiente a Gran Canaria, cambiarme de ropa y entrenar como un campeón.

La sensación que tengo ahora es totalmente diferente, necesito aprovechar los días de descanso al máximo y trasnochar me afecta muy negativamente en la siguiente sesión de entrenamiento. Quién me ha visto y quién me ve, como decía mi colega Sergio: "Dónde está Manolo y que has hecho con él" :-).

Realmente el cuerpo está bastante cascado y le cuesta asimilar la carga de entrenamiento. Ya estoy pensando en como me lo voy a montar en navidades, a sólo un mes del gran reto, para mantener a raya los polvorones y las copas.

Por cierto, si el tomarse unas copas es totalmente inevitable, a mi me ha funcionado muy bien el alternar el agua con el alcohol. Uno de los efectos más perjudiciales del alcohol, desde el punto de vista del corredor, es la deshidratación que produce, y de este modo evitas en gran medida este problema. De todos modos, lo mejor es no probarlo, llevaré esta entrada impresa a la próxima comida/cena/timba de poker/ marcha que tenga con mis colegas a ver si se apiadan de un pobre corredor.